lunes, 28 de febrero de 2011

como heridos de fama






         Un buzo se hunde entre los tentáculos de un pulpo, en una oscuridad atravesada por linternas marinas, muere ahogado y solo en la profundidad del mar, mientras la mirada de otro hombre –su cuerpo- se eleva de la muerte, flotando una distancia imposible. Así empieza L`uomo in più (Sorrentino, 2001). Pero hay más. Año 1980, dos personajes, un mismo nombre: Antonio Pisapia. Uno: mirada melancólica, un cinco aguerrido, un estratega en el final de su carrera. Otro: un cantante melódico, cocainómano, que se mueve ágilmente por un sendero de fama. A los dos se les acaba la carrera: uno, lesionado, y otro, un escándalo sexual. El retiro les cae mal: el futbolista deviene en técnico que nunca obtiene un puesto y que se dedica meticuloso a una estrategia novedosa; el cantante se deshace en trattorias y peñas donde la gente no lo escucha cantar, lo recuerda. El jugador de fútbol y el cantante melódico atravesados por el aura de una carrera, como heridos de fama, se desplazan en las sombras de un presente adverso.
         L´uomo in più marca el principio de la carrera de Paolo Sorrentino. Este director italiano se dedica al retrato de personajes siniestros o en decadencia. Su visión obsesiva, sin embargo, no se detiene en personajes marginales. Por el contrario, estos personajes funcionan alegóricamente como figuras que conforman el imaginario italiano. En L´uomo in più, los dos Antonio Pisapia están inspirados en casos reales, digamos mejor, distorsionan casos reales. Este procedimiento del retrato le permite a Sorrentino montar un aparato mítico – no desarmarlo, sino mejor mostrar cómo funciona, qué bien funciona, quiero decir- que revela los puntos desde donde se tensa la sociedad italiana: la mafia, el fútbol, la política, el arte. Comienzo prometedor,  L´uomo in più anticipa una de las mejores películas del cine contemporáneo italiano, Il divo (Sorrentino, 2008), y dispone una perspectiva interesante sobre los fenómenos masivos.


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