El hermano mayor de Tony había caído en Vietnam. Al cruzar un arroyo en los bosques cercanos al delta de Mecong un rayo de sol se reflejó en sus espejuelos y lo hizo visible para un francotirador del Vietcong que lo mato de un tiro –tan lejano- que ni siquiera se oyó. Murió en combate pero su muerte fue tan inesperada y pacífica que pensamos que había muerto de un ataque al corazón, decía la carta de condolencia firmada por el coronel Roger White, el delirante jefe de mensajes de pésame del Military Assistance Comand Vietnam, a quien la tropa llamaba the Fucking Poet. El pelotón se replegó hacia los arrozales luego del disparo por temor a una emboscada. Al hermano de Tony se lo llevó la corriente y lo encontraron una semana después devorado por los perros y los pájaros carroñeros. El coronel White no había dicho nada sobre esa circunstancia en su carta de pésame. Como gracia por la muerte de su hermano, Tony no fue llamado al ejército. No querían dos hijos muertos en una misma familia, aunque fuera una familia puertorriqueña. Los restos de su hermano habían llegado en una caja de plomo que no se podía abrir. La madre nunca estuvo segura de que ese cadáver – enterrado en el cementerio militar de Jersey City- fuera el de su hijo.
Ricardo Piglia, Blanco nocturno. (2010)