nosotros también jugábamos a la muerte.
yo peleaba con mi hermano y me dejaba golpear
sobre el piso del garage, en silencio, disimulando
la respiración, mientras un amigo le decía a mi hermano
que me había matado, hasta hacerlo llorar. entonces,
yo me levantaba y lo tranquilizaba diciendo:
el que muere, muere.
Matías Moscardi, fragmento del poema “Madrecita pelada”, en Una, dos comadrejas (2010)
Foto: Adam Wiseman
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