Una noche que yo estaba escribiendo sentado en una mesa de Deux-Magots, llegó él y ocupó la mesa vecina y mantuvimos una larga y seria conversación. Me habló de Marx, de Hegel, haciéndome a su modo una demostración de la doctrina surrealista del momento. Lo dejé hablar largo tiempo, limitándome a expresar mi ignorancia o, a veces, a pedirle que me aclare cierto punto. Sin embargo, al final, quise pronunciarme: “una vez más, no sé nada –le dije suavemente- sobre estas cuestiones de las cuales usted habló tan bien, pero ¿no tiene la sensación de que usted es un escamoteador?”
Yo sonreí y el sonrió.
George Bataille sobre un encuentro con Louis Aragon en La religión Surrealista.
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